domingo, 19 de diciembre de 2010

Cambiaba de nombre en cada aduana.

"Y la valentía
es todo eso que aprendes después
de haber salido corriendo unas cuantas veces
mientras otros se quedaban luchando."

"Let me go", les suplicaba, dejadme ir y no vengáis a buscarme;
"aprenderás en este año más de lo que te enseñaría cualquier catedrático"
decía, y tenía razón.
"No te preocupes, no pasa nada, tranquila, no llores"
hacerles caso era imposible
"- ¿Y qué? ¿Cómo te va por allí?
- No, bueno, esto, yo... eh, ahora estoy en casa, otra vez".
¿Pero acaso importaba?.
Luego pasó el invierno, pernicioso,
fue brutal la pirmavera, déspota, inhumana
corrió junio entre planes y papeles
empates, sensatez, disfraces
corrió julio, besos sin remite
corrió el verano, en fin, "te llamaré"
agosto bajo el sol del norte
agua dulce, también gélido Atlántico
agosto -vamos a creer que nos queremos-
septiembre "- ¿Estás segura? - ¿Qué remedio?"
adiós -qué bien cuando es uno el que se va
después de meses tirado en la estación.
"- ¿Puedes prometérmelo?
- Nunca he podido
- ¿Y ahora?
- Puedo prometerte que no voy a volver, ¿te vale?
- Sí, pero mis planes eran otros".
Un año de sueños de ocho horas,
de exención de obligaciones -de esas que antes pesaban-
un año de sueños muertos
a manos de culpa e insomnio
que nunca fueron juzgados.
Doce meses, cuatro puntos en el mapa
no tan distantes
como distintos -¿mi casa?.
Casa es adónde llegas
cuando no puedes correr más
casa es el único sitio
en el que estás a salvo -y yo estoy a salvo contigo.
Tremendamente a salvo.
Tremendamente contigo.

"El tiempo sigue, no distingo si hacia alante o hacia atrás,
encontré mucho más de lo que buscaba,
insisto,
el resto no importa: tengo cerveza, familia, amigos
un compañero de vida que
entre todos los ojos de la gente
eligió los míos".

1 comentario: