viernes, 27 de noviembre de 2015

Y qué.

Existimos, en fin.
El superávit.
Los miedos, los mismos miedos,
Pero es la vida
que llega y amarra
y a veces, pocas veces,
tan
pocas
veces
se sigue simulando panorámica.
Y entonces una entiende
la gravedad de las cuentas
que no acaba de rendirse.
Lo lejos,
lo irremediablemente al fondo
que flotan
-porque flotan-
los restos boquiabiertos
de aquella que
-me empeño-
yo
ya
no
soy.