el pulso al que me reta
lo que ya no me dictas
o cuánto hay de pasión
-de odio au to má ti co-
en este oscuro alivio
de tener qué sangrar,
la suma de las horas
que me siguen restando
y cómo se reparan
-o solo se calculan-
los daños que se eligen
al empezar el día.
Vivir. Ver.
Devolver
la forma de tu huida
a todas mis derrotas.
Si todo fuese así, si en el pasado
no fuera uno la estatua de sí mismo
en una plaza oscura y sin palomas
o el actor secundario de una obra
retirada de escena [...]
En contra del olvido - F. Benítez Reyes