viernes, 23 de enero de 2015

En un hotel sin dramas. Esta vez.

Hubo un tiempo en el que pude quererte.
Supongo que hay decisiones que nunca se toman: están ahí, se cuelan entre nuestros recovecos, es imposible hacerles frente.
Traté de seguir otros atajos. El ruido de tu pelo siempre lejos del mundo. Nuestros pies escapando del presente.
Hubo un tiempo el que quise quererte.
Busqué donde poco antes te encontraba y ya no éramos. Nunca más el desnivel de tu risa, el subir y subir de todo lo que nos contamos.
Instrucciones para sortear lo obvio eternamente.
Amplias trayectorias siempre en círculos. Historias geodinámicamente imposibles.
To be or not to be: esa sí que era la cuestión.
Me acostumbré a recordarte como quien se acomoda al pasar del invierno: sin saber con certeza cuándo acabará este frío, consciente de que habrá más y peor. Y ni siquiera pude pensarte siempre que me lo propuse.

Aquel universo breve, ínfimo y estéril es mi único tesoro.

(Cómo supuran, se infectan y se llagan las grietas de la memoria).