miércoles, 14 de diciembre de 2016

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Sondear el mapa

Elegir un ínfimo rincón
el menos malo
Confirmarlo: 
quiero deshacerlo todo
Programar la nostalgia
¿por qué me sabe absurda esta cerveza?
Sistematizar el vacío que dejan
mis escasas pertenencias
en una habitación con ventana a la tierra
y llenarlo de un olor que no me venza
Traducir -inventar- la encendida conversación de un vecino
Buscar un hueco entre las grietas de los otros

Toparse con una sola certeza: 
vivir es ver volver los miedos



domingo, 13 de noviembre de 2016

Rentrer.

Volver aquí es un acto de resistencia. Cada cierto tiempo, con mucho más de absurda melancolía que de feliz euforia, caigo en la tentación: deletreo un título, lasutopíasconhielo, que hoy es solo gas, y entre la niebla no acierto a distinguirme. A ciegas toco otras letras, me leo con una incredulidad casi cínica, violenta. Y me adentro despacio, recreándome en cada palabra traída con la certeza de que habría de volver a ella mucho después.

Este pez al borde del espasmo, más que nunca condenado al asfalto, hoy cumple seis años que se me antojan siglos, pero vino a mí en un tiempo muy distinto: hace más de dos mil días todo estaba empezando.

De aquel amor que me hizo fuerte ya solo quedan grietas, de las habitaciones y cervezas compartidas jamás recuerdo las noches en que no pude conciliar el sueño. Empezábamos a conocer un mundo nuevo, compartíamos, casi todos, un entusiasmo que, desde entonces, siempre eché en falta. ¿Quién no se deslumbraría viendo amanecer, tercio y tostada en mano, junto a quienes -pensabas- habían llegado para quedarse? Nos fascinaron libros, poemas, alcoholes, canciones, películas, cafés, silencios... ocio barato de lujo en la ciudad centrífuga.

Pero el giro inexorable de aquel eje también nos fue expulsando a nosotros. Y aún quisimos, al borde de un verano indiscutible, agarrarnos a las ruinas. Fue algo así como una demolición con explosivos, controlada, grabada por unos pocos nostálgicos que olvidaron recoger sus escasas posesiones.
Y allí, en cuanto giré la llave de la puerta de aquella casa mía que nunca más sería mi casa, supe que habíamos llegado demasiado pronto.



La luz del sol sobre los muros,

la resaca, las voces que te cercan,
los árboles que al fondo se dibujan,
los recuerdos que secan más tu boca,
el implacable escenario de tu herencia.
Sin embargo has venido, has vuelto
a recobrar tu patrimonio abandonado,
el espectro que tú llamaste vida,
lo que fue, lo que los años han dejado.

J. L. Panero

jueves, 27 de octubre de 2016

Un torrente de tiempo o un remanso debajo de la piel.

Estos cimientos serán mañana escombros
una finísima línea de humo
separa la reliquia de la ruina.
También el dolor caduca:
entre lo fugaz y lo que apenas vibra
hay solo un par de verbos de distancia.
El olvido tiene doble fondo
y recoge el rancio olor de los finales.
Lo noto: los sueños, los años, los añicos
lo sembrado, lo criado
se evapora al calor de la costumbre
aunque se siga clavando en el pecho.






domingo, 17 de julio de 2016

Sedimentación.

Estos poemas (y otros poquitos) acaban de ver la luz: la Editora Regional de Extremadura ha publicado la antología Piedra de toque. Quince poetas emergentes en Extremadura, en la que aparezco junto a catorce autores maravillosos gracias al buen hacer de Daniel Casado.


Me dices que es absurdo el universo,
que la vida carece de sentido.
Pero no es un sentido lo que busco,
cualquier explicación o una promesa,
sino el estar aquí y a la deriva.

Vicente Gallego

Día I
Ven a romper
aguas.

Viértete.

Es pronto, amor, para el naufragio,
me aseguras. Nos quedan todavía
más de doscientas noches oceánicas.

Por la mañana
un cuerpo flota a pocas millas.
Alguien te contará 
que he tocado tierra.

Está amaneciendo y tengo 
las manos encharcadas de quererte.

Día II
Concedes entrevistas, saludas
pendida de un pañuelo de papel.

Parece que esperaras
los restos de un lujoso desastre:
dime, ¿tú crees que saltó?

Hay un cuerpo que se ofrece
a bajar de tu brazo a la bodega.

Lo perpendicular de la luz te seduce.

No tengo prisa: bebo del mar y sé
que estas muescas a modo de memoria
mañana volverán a ser pulmones.


lunes, 30 de mayo de 2016

Concisión - concesión - confesión - confección.

Quizás lo que ocurre
es que me estoy sobreviviendo.

*

Tendré que empezar a pensar en la existencia:
nacer,
crecer,
reproducirte. 

*

La memoria
es un hábito:
repite, repite, acostumbra,
esconde, esconde, aprieta.

lunes, 16 de mayo de 2016

En esta decadencia calmada.

Ya no soy inocente.
Pero sigo buscando debajo de la grava
agua que huela, que manche, que entinte, que sepa
sobre todo, que sepa,
que venga de vuelta plagada de dudas, lega,
dispuesta a poseerme.
Ya no soy inocente.
En todas las batallas me falló la estrategia
la paz que busco suena, se mueve, desaparece
lo sé: es privativa, 
puedo ver cómo sujeta mi nombre y lo exprime
estoy seca, le duelo,
su ausencia me amamanta
y no crezco, ahondo,
sigo el rastro de un mineral suficiente
un mapa, un espejo, una razón que nos baste.


Hay una dignidad oscura en esta 

decadencia calmada, en este ejemplo
elevado de civilización
consiste en mirar, entre curioso
y distraído, cómo se derrumban
los ideales en que alguna vez
creíste, cómo ceden las defensas
frente al empuje de los bárbaros,
el modo en que las cosas se acomodan
a su insignificancia.

Javier Cánaves

martes, 29 de marzo de 2016

Aquel sol casi nos hace trizas.

"Conviene que no diga todo lo que pienso.
Me abrasaría la boca"
Carmen Camacho

Duerme un hombre en mi puerta: nadie lo mira.
Me adorno la tristeza.
Me cae sobre la frente una ramita
y se me vuelve enredadera. 
Alumbra las penas cotidianas
que me guardan las pupilas.

La sombra me cubre la boca
me protege
de mí misma.

viernes, 26 de febrero de 2016

Ausencia leve como carne de niño.

Para sacarle al tiempo las raíces
y perforar la tierra de mi infancia
y poner sobre el mapa lo perdido
como el que exige un trago, otro, otro
así mis manos suplican clemencia.

Han venido a deshacer nuestra casa
a lanzarnos al mar, a alimentarnos
con nuestra savia, con nuestra derrota
y nos hacen heridas las cadenas
si nos dejan abiertos los candados.

Redimidos, por la fuerza, culpables
de acariciar la piel que nos encierra
de amar esta prisión hecha a medida
un golpe bastará para sanarme
una palabra tuya me atraviesa.

Sin embargo, si me dices "mi amor"
siento un escalofrío
sea verdad o mentira.

Kirmen Uribe




miércoles, 17 de febrero de 2016

Vendo una jaula voladera de acero inoxidable.

La alambrada está cerca de mi casa.
Ya no pueden sus manos
detener el tráfico, subirnos
el rit mo
cardíaco.
La alambrada aminora los golpes
e impide el vuelo.
Nuestras madres no nos miran
jugar a las cabañas,
rasparnos las rodillas,
dormirnos al fuego, hacernos los dormidos.
La alambrada nos ha nombrado adultos
pero nunca les ha quitado el miedo:
todavía se despiertan, aseguran,
si pronuncias su nombre en voz baja
al otro lado del mundo.
Uno sabe poco, aún, pero recuerda
a qué lugar pertenece.

Me hicieron una oferta que no pude rechazar: esta jaula.
Carmen Camacho

martes, 12 de enero de 2016

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Voy a seguir explorándote.
Voy a recorrerte de pelo a pelo a pelo.
Estoy buscando la raíz, lo que nos crece
en dirección contraria al espacio.
Entro en vena envenenando el mito
y voy a quedarme a este lado de la aguja
ondeando mi bandera de esparto.
Saludo a los que pasan con premura,
recojo lo que cae de sus bolsillos,
les tapo la boca a las señales,
y desde aquí condeno la esperanza
de encontrar el camino ya hecho.


Pasa el viento. Le llamo?
Jaime GIl de Biedma