jueves, 18 de julio de 2013

Confundí con estrellas las luces de neón.

Te he buscado tanto
que ya no existes,
como no existen las coordenadas,
el norte, el eje de tu mundo
cruzándose en mi vida.
Te he pensado tanto
por no soñar contigo
que no sé si un día estuviste
o si todo es culpa
de mi nostalgia insomne.
Te he olvidado tanto
que el deseo parece
un horizonte en llamas:
lejano, ardiente, imposible.
Te he escrito tanto
por no gritar tu nombre
que no puedo jurar
que no te inventara
para salvarme.
Te he extrañado tanto
que inventé los límites
a falta de culpas
en las que refugiarte.

En la vida de cualquier persona
se suceden casi siempre dos tragedias
que ya he vivido: la falta de amor
y el exceso de amor.

Beatriz y los cuerpos celestes