jueves, 30 de diciembre de 2010

Yo también sé jugarme la boca, ¿qué te voy a contar?

Estamos en stock, estamos en stock y somos pocos; por eso queremos darnos a la fuga a una isla que ya no existe, o que sólo es el consuelo de unos cuantos que aún queremos creer que esto vale la pena. Aún así, a veces prefiero pasarme de grados, de humos, de verdades; dar rienda suelta a la imaginación, escribirte un párrafo, dos, que siempre son los mismos aunque no quiera aceptarlo. Y prefiero dejarme llevar en cualquier bar de esta sucia ciudad que sólo huele a despedida, de esta ciudad que duele, pero gusta. Será que nos hemos acostumbrado a mirarnos desde lejos y desear que todo vaya bien, o que vaya, que a veces es lo mismo y a veces no.

Pero estamos en stock, hablamos de libros, de amores, de poemas; hablamos de yonkis del quédirán, de socios del drama, de cobardes. Nos reímos de los progres de postal, de sus vicios, de sus principios; porque no son más que sus finales. Nos reímos tanto que nos brillan las pupilas y cuando vuelvo a casa de noche me sorprendo tirada en las calles de siempre, vomitando lágrimas que no saben escapar sin hacer ruido.

La vida se abre de piernas, la vida se lo deja hacer, gratis, y no sé si lloro de alegría o de pena, y no sé si de pena por ellos o por mí, que elegí serme fiel esta vez y tirarme a la vida antes de que vengáis vosotros a follaros mi dignidad.


Stock: Dícese de la mercancía no vendida. Vid. excedente.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Cambiaba de nombre en cada aduana.

"Y la valentía
es todo eso que aprendes después
de haber salido corriendo unas cuantas veces
mientras otros se quedaban luchando."

"Let me go", les suplicaba, dejadme ir y no vengáis a buscarme;
"aprenderás en este año más de lo que te enseñaría cualquier catedrático"
decía, y tenía razón.
"No te preocupes, no pasa nada, tranquila, no llores"
hacerles caso era imposible
"- ¿Y qué? ¿Cómo te va por allí?
- No, bueno, esto, yo... eh, ahora estoy en casa, otra vez".
¿Pero acaso importaba?.
Luego pasó el invierno, pernicioso,
fue brutal la pirmavera, déspota, inhumana
corrió junio entre planes y papeles
empates, sensatez, disfraces
corrió julio, besos sin remite
corrió el verano, en fin, "te llamaré"
agosto bajo el sol del norte
agua dulce, también gélido Atlántico
agosto -vamos a creer que nos queremos-
septiembre "- ¿Estás segura? - ¿Qué remedio?"
adiós -qué bien cuando es uno el que se va
después de meses tirado en la estación.
"- ¿Puedes prometérmelo?
- Nunca he podido
- ¿Y ahora?
- Puedo prometerte que no voy a volver, ¿te vale?
- Sí, pero mis planes eran otros".
Un año de sueños de ocho horas,
de exención de obligaciones -de esas que antes pesaban-
un año de sueños muertos
a manos de culpa e insomnio
que nunca fueron juzgados.
Doce meses, cuatro puntos en el mapa
no tan distantes
como distintos -¿mi casa?.
Casa es adónde llegas
cuando no puedes correr más
casa es el único sitio
en el que estás a salvo -y yo estoy a salvo contigo.
Tremendamente a salvo.
Tremendamente contigo.

"El tiempo sigue, no distingo si hacia alante o hacia atrás,
encontré mucho más de lo que buscaba,
insisto,
el resto no importa: tengo cerveza, familia, amigos
un compañero de vida que
entre todos los ojos de la gente
eligió los míos".

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Palabras, como sueños, quemadas por la vida.

Escribir la vida aquí y allí intentando no dar demasiadas pistas, procurando que no descubran la verdad; que no conozcan esa parte de ti que se acurruca bajo las sábanas y llora de alegría por las cosas que ahora sí tienen sentido o cede un par de lágrimas cobardes a las situaciones que amenazan con empujarla a la rebelión. Que no adviertan, tampoco, que te duelen los kilómetros; y que, sobre todo, no sepan que, cuanto más te acercas, más se abre la herida que ahora te separa del mundo que creiste firme. Que no noten que, a veces, hay nostalgia para cenar y, como no se puede repetir, te comes toda la que los demás no quieren. Que no se enteren de que eres otra, distinta, mayor, sensata e inevitablemente pueril; que no vean que disimular se te da bastante bien. Que no te juzguen si te escuchan exigiendo cuentas al futuro, que entiendan que nómada y errante son atributos apropiados.



"Algunas veces vuelo y otras veces
me arrastro demasiado a ras del suelo,
algunas madrugadas me desvelo
y ando como un gato en celo
patrullando la ciudad
en busca de una gatita
en esa hora maldita en que los bares
a punto están de cerrar".

Joaquín Sabina - Que se llama Soledad

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Quién conoce de este cuento más de la mitad?

"Y he pedido en el bar de mis pecados otra copa de ron..."

Seguro que has oido hablar de la huella que dejan las cosas que no sucedieron, de eso que cuentan las buenas historias de amor o que puebla los guiones de películas que sí merecen la pena.
Lo que nunca sucedió guarda en su esencia el dolor por aquello que creimos nuestro y a la vez permite a la imaginación perderse por derroteros casi inexcrutables en la vida real. Lo que nunca sucedió, a diferencia de todo eso que sí, tiene un problema fundamental que no deja de ser, para que me entiendas, una gran putada: no acaba, por la simple y llana razón de que nunca empezó.
Lo que nunca sucedió es la letra de esa canción que no aciertas a recordar, quizá porque no la has escuchado lo suficiente, porque no prestaste demasiada atención o porque, sin querer, elegiste dejarte llevar por el ruido de fondo. Lo que nunca sucedió es la melodía que tarareas mañana y noche hasta que todo se relativiza y va perdiendo importancia; lo que nunca sucedió sólo conoce un final: el destierro al almacén de promesas olvidadas, sección "frágil", a la espera de que se atrevan a quitar el embalaje y salte todo por los aires.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Fantasmas que la resaca solivianta. Mañana es jueves. Luego es viernes. Luego es tarde.

"[...] Hoy has regresado -siempre regresas a esta ciudad
donde la piedra venció al tiempo hace siglos-
y esta mañana de agobiante verano,
mirando la nieve lejana en los volcanes,
has buscado, junto a un portal perdido,
tu devastado origen, el territorio de tus sueños.
Mientras enciendes -temblándote la mano- un cigarrillo
sabes que aquí tuviste todo y no tuviste nada."

La memoria y la piedra - Juan Luis Panero



Y a mi alrededor ahora palpita
con furia la vida
con rabia el tiempo
de otros que no fue tuyo
de otros que quise mío
se atropellan las semanas y vuelve
con prisa el deseo
con miedo el revés
cuando se pierde la calma
cuando se gana la guerra
en este particular envite
de paredes que amenazan
desplomarse en pleno invierno
de tejados que olvidan
privarnos del frío
de nostalgias que emanan
del grifo del patio
de recuerdos que exigen
suplir el presente
de "ahoras" que no van
a dejarse avasallar.