en el banco del parque
bajo un cielo sin estrellas de ocasión,
de amantes que luchan por desoírse
mucho después de la aversión a plazo fijo
previo alquiler de lo que fuimos,
de agosto con escarcha en los portales
y rencor aletargado en la mochila
cuando suena a desamor en la palestra.
Hablo de ojeras maletas suicidas
billete preferente hacia el olvido
en la contienda de las ganas y la culpa
del arsenal de sobres mojados
que atrinchera el misántropo
a falta de un cuerpo rentable.
Hay quién dice que fui yo
el primero en olvidar...
Peces de ciudad - Joaquín Sabina