domingo, 20 de febrero de 2011

¿Con quién bebes tequila cuando no te sientes bien?

Hablo de tirarse a la ciudad
en el banco del parque
bajo un cielo sin estrellas de ocasión,
de amantes que luchan por desoírse
mucho después de la aversión a plazo fijo
previo alquiler de lo que fuimos,
de agosto con escarcha en los portales
y rencor aletargado en la mochila
cuando suena a desamor en la palestra.
Hablo de ojeras maletas suicidas
billete preferente hacia el olvido
en la contienda de las ganas y la culpa
del arsenal de sobres mojados
que atrinchera el misántropo
a falta de un cuerpo rentable.


Hay quién dice que fui yo
el primero en olvidar...

Peces de ciudad - Joaquín Sabina

domingo, 13 de febrero de 2011

Cuando palabras, cuerpos, son ya sólo sombras.

Te lloré para saber si eras impermeable:
acerté.
Deshice caras largas, noches cortas,
risas, promesas absurdas;
la esperanza malsonante del optimismo.
Tropecé con abrazos suicidas
dormí al abrigo de algún gesto austero
calculé los daños
y nunca salían las cuentas.
Milité en Nunca Jamás a regañadientes
me emborrachó el olor a años mejores
soñaron los ojos
que ya no me acariciaban.
Descosí mi piel a tiras
para poner parches a tus rotos,
acepté eso que nunca fue nuestro
y denegué el derecho al delirio.
Consentí el exilio de los besos
soplé todas las velas
y dejamos de cumplir no sólo años.
Vendí al mejor postor nuestra memoria
recuperé los miedos, las maletas
negué haber vivido esto contigo
y ahogué roces involuntarios.


Hoy sabes que siempre será invierno
en las camas que no deshicimos.




[...] sintiendo, digo, esa rara sensación, distante y desangrada,
del whisky, de la noche y el silencio,
de la entusiasta desesperación con que aceptamos la
derrota,
de ese vértigo, a veces, sólo a veces, tuyo y mío [...]


Used words - Juan Luis Panero

jueves, 3 de febrero de 2011

Sus filias y sus fobias.

Ver la vida desde la barrera relativiza todo bastante, pero saltar al ruedo es otra cosa; mancharse las manos de barro cuando quieres enterrar tanto y nunca es suficiente, sentir arder la garganta, romperse el cuello al mirar atrás, comerse el mundo en boca del público, responder el corazón cuando pregunten
¿qué te juegas?
y perder.
Pasar horas inmersa en guías de viajes que no harás, o sí, pero saberse siempre enredada en planes absurdos e inmediatos; elegir la letra, inventarse la música, leer entre líneas algo que quieras contarme.

Volver: la ciudad de carreteras amarillas, la ciudad que huele a verano en noviembre, las calles estrechas del barrio aquél cerca de casa, los cincuenta minutos de autobús, reír sin razón aparente y descubrir que no todo es blanco o negro, que hay gris y que envenena.

Volver. Miles de kilómetros. La estación de paso en que me convertí cuando supieron bien los besos sin amor, cuando, excepto las de la imaginación, había perdido todas las batallas. Cuando lo material sólo escondía una acepción y echar de menos una inútil frase hecha valorada en exceso.

Volver: el sabor endémico del norte, la piedra que hace historia, el río que se llevó mi infancia un veinticinco de julio llovioso, la prisa, las maletas, el silencio. Cuando las semanas se contaban con cerveza y nombre propio y el mejor momento del día me sorprendía esperando en la ventana.
Quizás hoy.




"Estoy temblando de frío
pero me arden las entrañas
quizá me encuentre vacío
es que estoy lleno de nada"

Romper - Luis Ramiro