miércoles, 3 de noviembre de 2010

Yo también sé jugarme la boca, qué te voy a contar.

La capacidad de sorprenderse cada día, de que nos sorprendan; para bien o para mal y, a menudo, para ambas. Ésa es la chispa de la vida, el único modo, a mi entender, de evolución. Y evolucionar duele porque es crecer, es sentir que te estiras hasta más no poder y no es bastante; crecer es adaptarse y tragarse muchas cosas, es decepcionarse, aprender, olvidar. Crecer es tener miedo y estar a punto de claudicar, crecer es asumir que nos van a engañar, a desgastar, que nos van a indignar, a herir y a incomodar, que nos van a golpear pero nunca a derribar.


Nunca :)

"¿De qué voy a lamentarme?
Fluye la sangre en mis venas,
cada día al despertarme
me gusta resucitar.
A quien quiera acompañarme
le cambio versos por penas,
bajo los puentes del Sena
de los que pierden el norte
se duerme sin pasaporte
y está mal visto llorar".

Cuando me hablan del destino - Joaquín Sabina

1 comentario:

  1. En ese caso, soy un chicle de 60 años xD. Pero aún no se me ha ido el sabor.

    ResponderEliminar