jueves, 12 de febrero de 2015

Cuántos días baldíos haciéndome pasar por lo que soy.

Vas a cerrar la puerta. Será tuyo el desierto al que tantas veces creíste ir a beber. 
Comprobarás que solo crece lo que es capaz de resistir a las espinas: las espinas.
¿Será posible que ya no vuelvas nunca?
Hay un río cruzando esta ciudad. Discurre por debajo de la arena y no sabe de muertes ni de barcas.
Cuántas veces te ha sorprendido el día buscando tu reflejo entre la grava. Cuántas noches te desveló el zumbido del agua.
Que no desemboca.
Encontrarás la forma de decirme que uno se transforma en lo que busca: serás solo palabra.
¿Hay un río cruzando esta ciudad?
Sé de un dolor que se parece a la alegría. Parece inofensivo y te destroza. Doble rasero, doble moral; olvidarás la mejor forma de nombrarlo.
Al borde de qué abismo dejaste aquel viejo vivir sin condiciones.
Por qué en el punto medio ha de estar la virtud.



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