domingo, 3 de julio de 2011

No sé si firmar contrato con tu ausencia o tomar clases de amnesia

Pero entre aquellos escalofríos de un enero mal curado en la conciencia no acepté -quizá no quise hacerlo- que, efectivamente, hacer de equilibrista en tus rarezas, desnudarte las mías o pasear por la estación como si aquello no fuera un presagio catastrófico iba a quitarme el sueño en los créditos de aquella película que nos contamos en versión original antes de chocar contra el invierno. Y no, no puedo dormir la siesta o, al menos, no igual. Tampoco puedo ignorar aquella tarde en la que me decidí, no entre tú o nadie o yo o todos, sino entre esta presunta ficción y la necesidad de algún proyecto a corto plazo indispensable. O yo o nosotros. Y a veces me puede el egoísmo. Ahora, bien dices, desconociéndonos cuando asumo que indefectiblemente hemos abandonado la posibilidad de alguna que otra palabra a tiempo real, ni qué decir tiene que hace siglos olvidamos esa promesa que sólo tendría cabida si aquella tarde en la comisaría me hubiera atrevido, de verdad, a colgar tus pies de algún árbol del bosque de mi figura.


El corazón serio y frío,
 el pelo corto.


Hace siglos que quiero enviarte palomas de humo,
antes de que carcoma el invierno la culpa que asumo...

Resumiendo - Joaquín Sabina

2 comentarios: