y perforar la tierra de mi infancia
y poner sobre el mapa lo perdido
como el que exige un trago, otro, otro
así mis manos suplican clemencia.
Han venido a deshacer nuestra casa
a lanzarnos al mar, a alimentarnos
con nuestra savia, con nuestra derrota
y nos hacen heridas las cadenas
si nos dejan abiertos los candados.
Redimidos, por la fuerza, culpables
de acariciar la piel que nos encierra
de amar esta prisión hecha a medida
un golpe bastará para sanarme
una palabra tuya me atraviesa.
Sin embargo, si me dices "mi amor"
siento un escalofrío
sea verdad o mentira.
Kirmen Uribe
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